miércoles, 16 de diciembre de 2020

  Cabalgata de los Panateneas la Partenón




 

 El friso del Partenón es un friso de 160 metros de largo que rodeaba la parte superior de la cella del Partenón en Atenas. Obra maestra de la escultura griega clásica, está realizado en bajorrelieve con mármol pentélico en estilo jónico, aunque en un edificio dórico. Representa probablemente la procesión de las Grandes Panateneas, que tenía lugar cada cuatro años en honor de la diosa Atenea.

Fue esculpido aproximadamente entre los años 443 y 438 a. C.muy probablemente bajo la dirección de Fidias. Sobreviven unos 128 metros del friso original, alrededor del 94%, conociéndose el resto solo por los dibujos que hizo el artista flamenco Jacques Carrey en 1674. 

Sus fragmentos se encuentran dispersos en diversos museos, sobre todo en el Museo de la Acrópolis de Atenas y en el Museo Británico de Londres

Puede considerarse la escena de la manera siguiente: conducido por los magistrados avanza un cortejo donde figuran los caballeros y los soldados en armas, los ciudadanos, los músicos, así como los portadores de ofrendas seguidos por los animales de sacrificio. El cortejo se dirige hacia la Acrópolis y la asamblea de los dioses. Los ciudadanos y las mujeres participan en la procesión, acompañados de metecos y de representantes de los aliados de Atenas.

La marcha del cortejo está situada en el lado oeste del templo. La procesión se divide en dos grupos, uno que se dirige hacia el lado norte, y el otro hacia el lado sur. Los dos grupos se unen junto a la entrada del lado este, bajo la mirada de los dioses que observan el cortejo.

 

En el mural al fresco que Federico pinta en 1950 para la residencia de Benito Coquet; situó la escena del friso que representa la caballería del friso del Partenón , que hoy en dia se encuentra en el Museo Británico, donde los panateneas cabalgan por los cielos antes de su llegada para la adoración de Palas Atenea 

 

Si bien durante la primeros cinco décadas esta obra mural solo fue visitada y admirada en una residencia particular 

Hoy de dia la cabalgata forma parte del rico acerbo que CONARTE pose y que hoy luce en Pinacoteca de Nuevo León.

 

 

Adolfo Cantú

Colección de Arte CYDT

 

 

 

jueves, 3 de diciembre de 2020

 




Junto a galerías y expositores de nuestra edición 2020, ZONAMACO reitera su apoyo al ámbito cultural y a artistas de distintas disciplinas a través de la difusión de su trabajo. A partir de este comunicado, le invitamos a conocer exclusivas obras a la venta, así como a visitar exposiciones en línea de algunas de las galerías participantes.

Descubre ....
Una selección de obras destacadas por las galerías





miércoles, 2 de diciembre de 2020

  Nacimiento en Tamaulipas o Natividad en Tamaulipas 1960

 

Federico Cantú, fue uno de los grandes maestros del arte sacro en el siglo XX

Su pasajes bíblicos denotan su fina y dedicada pasión por lo divino y   sin dudad el tema de la Natividad o la Madona y niño se convertirá en una constante.



 La presencia de este magnánimo pasaje, aparece en primeramente en obra al fresco , obras de caballete , dibujo , vitral y grabado. Pero esta obra en especial ,fue trabajada en placa de bronce por Federico ; paralelamente a la obra que aparece en el los vitrales de la Capilla de los Misioneros de Guadalupe, porque como lo muestra la imagen , la disposición es la misma!

Paradójicamente en esta obra, podríamos señalar que a diferencia de otras madonas que desarrollara décadas atrás , Federico incluye en esta versión  la figura de San José,

Creando un puente que nos lleva a recordar la obra de caballete pintada en California en 1929, con el titulo “Descanso en la huida a Egipto”  y si bien su pincel ha pasado por una transición de tres décadas  aun existe ese trazo de reconocimiento a el gran Sandro Botticelli , pero con un toque de intemporalidad, muy socorrido en la obra de Cantú , donde traslada el pasaje a Tamaulipas , tal y como lo hace en el descanso en la huida a Egipto de 1953-62 , donde la Virgen y San José, recorren el desierto, pero en un entorno regiomontano!


 

A la distancia, vemos que Federico compartió el arte sacro en muchas placas de grabado y algunos tirajes ejecutados específicamente con la finalidad de convertirlos en obra por encargo y esta obra no es la excepción, y es que en 1960, Cantú se encontraba trabajando en el primer relieve monumental para la UANL y es ahí donde conoce a Carlos Guajardo , que no solo era un empresario ejemplar , él era todo un ejemplo de filantropía  y al entusiasmare con el trabajo del Mural de Ingeniería , decide aportar todos los medios económicos para la ejecución de los murales de la facultad de Filosofía y letras . Ese mismo año Guajardo le pide a Federico le imprima todo un tiraje en gráfica con la obra que hoy tratamos.




Otro dato curioso es que Guajardo tambien financian un sinnúmero de obras de teatro de Salvador Novo y entrados en el tema del teatro Federico diseña un mural para un auditorio imaginario con figuras de la narrativa historia del Noreste , donde aparece Fray Servando teresa de Mier y el paisaje del Cerro de la silla. La obra mural no se realizo y solo queda el testimonio del anteproyecto.

 

Bo

Otoño del 2020

martes, 1 de diciembre de 2020

 La galería Le Laboratoire se complace en presentar { insula }, muestra colectiva que concentra y confronta obras principalmente realizadas durante el periodo de confinamiento. 

La exposición estará abierta, a partir del martes 8 de diciembre, bajo previa cita, respetando las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias.



georgina bringas  /  tomas casademunt  /  julien devaux  /  gabriela gutiérrez ovalle

ilan lieberman  /  césar martinez silva  /  mario núñez  /  michael nyman  /  roberto rébora

 manuel rocha iturbide  /  enrique rosas  /  guillermo santamarina  /  roberto turnbull





***



La ínsula (o corteza insular) es una estructura del cerebro humano ubicada en la profundidad de la parte lateral del cerebro.  El lóbulo de la ínsula sirve como un centro de red, que integra información a través de subregiones. La ínsula es una de estas subregiónes populares en neurociencia cognitiva, y se ha estudiado su papel en la toma de decisiones, el procesamiento emocional y la atención.



¿Quién es consciente del tumulto interior que surge dentro de nosotros y la explosión de sustancias que nos golpean cuando estamos enfrente de una obra de arte ? Quien realiza que despierta muchos neurotransmisores y analgésicos en nuestro cerebro ?

El informe de la Organización Mundial de la Salud publicado el 11 de noviembre 2019,  basado en las evidencias de más de 900 publicaciones, confirma que el arte puede ser beneficioso para la salud, tanto física como mental. Puede tratar, entre otros cosas, complicados problemas de salud como la diabetes, la obesidad y las enfermedades mentales. Ir a museos y conciertos, bailar, cantar ofrece un factor adicional sobre cómo podemos mejorar la salud física y mental. Se ha descubierto, por ejemplo, que practicar actividades artísticas reduce los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer, entre los que incluyen la somnolencia, la insuficiencia respiratoria y las náuseas.  Se ha demostrado, por otra parte, que bailar proporciona mejoras clínicamente significativas en las funciones motrices para las personas con la enfermedad de Parkinson.          

En su ultimo libro “El Arte que cura”Pierre Lemarquis, neurólogo y experto  en medicina china, analiza los lazos existentes entre el cerebro y el arte, recorriendo tanto los arcanos como los desvíos, ya comprobados, de un placer conocido como "empatía estética”.

En una entrevista al periódico Le Monde del 22 de octubre 2020, Lemarquis afirma: “El cerebro tiene dos funciones. Nos permite seguir vivos y nos da ganas de vivir. Estos dos sistemas son complementarios y necesarios. Una computadora nunca podrá reemplazarlo. Una obra de arte aborda ambas facultades de nuestro cerebro. Ella lo esculpe, mostrándole lo que no sabe. Ella lo acaricia, dándole placer y recompensa. Este fenómeno ha sido ampliamente estudiado en la música, y hemos demostrado que también opera en el campo de las artes visuales.” 

Esta comprobado que al observar una obra de arte que nos “gusta”, el estrés disminuye porque su producción de cortisol (la hormona que se usa para despertarse por la mañana y actuar) disminuye. El corazón late con menos rapidezel cuerpo se relaja, mientras que el cerebro (por placer y recompensa) secreta dopamina (la hormona de la alegría por la vida). Más aún, las endorfinas (que dan la impresión de bienestar) y la oxitocina (hormona del apego y el amor), sobre las cuales se ha demostrado su efecto cuando uno escucha música - podría, por extensión, ser parte del arsenal químico que se despliega en nosotros frente a una obra de arte.

Unos ejemplos: desde el 2018, médicos canadienses aconsejan a sus pacientes que sufren depresión, diabetes o enfermedades crónicas visitar museos y galerías, con fines terapéuticos. Dicha iniciativa, impulsado por el Museo de Bellas Artes de Montréal y la asociación Médicos Francófonos de Canada (MFDC)  le da la posibilidad a los pacientes de visitar gratuitamente dicho museo, con su “receta museal”.  En Paris, algunos médicos del Instituto de Cardiología Pitié-Salpêtrière pueden recetar también visitas a museos.  En el hospital Lyon-Sud, los pacientes que lo deseen pueden elegir una obra para colgarla en su habitación. De la misma manera que un libro puede hacer tanto bien como un antidepresivo, algo a lo que aferrarse en momentos de sufrimiento proporciona el equilibrio necesario para la curación. En la actualidad, varios países están estudiando planes de prescripción artística y social.

Los museos y galerías de arte son espacios privilegiados de la empatía estética, que llevan más allá de sí mismo. "El filosofo alemán Robert Vischer (inventor de la simpatía estética o empatía) explicó el sentimiento que se experimenta frente a una obra”, recuerda Pierre Lemarquis, compartiendo la convicción de que “todo el mundo se convierte en la obra que observa”. Cualquier sea su percepción _sensible, química o cognitiva_ se siente y se experimenta a si mismo.  

En el caso especifico de las artes visuales, Lemarquis afirma que la activación inicial se refiere a la zona posterior del cerebro (lóbulo occipital), que descifra la información visual (forma, colores, etc.). Un área cercana que detecta información "biológica" se activa cuando se trata de arte figurativo: en el caso de la Mona Lisa, nuestros cerebros reaccionan como si nos encontráramos con una Mona Lisa real. Para el arte no figurativo, nuestro cerebro reproduce los gestos del artista, los trazos de un cúter en un lienzo de Lucio Fontana, por ejemplo. 

Cuando volvemos a ver la misma obra, el fenómeno evoluciona: colgado en la pared de nuestra casa, el objeto adquiere una dimensión intima; después de la seducción (o del temblor interior) inicial, se instala cierto apego y te conviertes un poco en la obra con la que vives, que se transforma a su imagen (y viceversa). Muchos mensajes pueden descodificarse sin llegar necesariamente a la conciencia. Lo que circula entre el espectador y la obra es lo esencial y constituye la esencia misma del camino. 

“En este período de encierro en particular, _dice Lemarquis_ el cerebro recibe bien la información, pero de forma atenuada como en una comunicación a distancia (¡o en caso de distanciamiento social!). Tienes que confiar en tu imaginación y tus recuerdos para que surjan nuevas historias, para que un nuevo Decameron emerja del confinamiento, como durante la Peste Negra en Florencia alrededor de 1350.“